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Nuestra visita a Búlder Planet, el rocódromo de referencia del Maresme

Mataró, la conocida como capital del Maresme, ubicada a 33 km de Barcelona, parece estar de suerte. Y es que desde 2015 cuenta con la presencia de Búlder Planet, un rocódromo que poco o nada tiene que envidiar a los grandes centros de escalada. Es por ello que no dejamos escapar la ocasión de hacer una visita a este centro para poder disfrutar de algunos de sus bloques. Para acudir hasta el rocódromo tomamos un tren de cercanías desde Barcelona (Plaza de Catalunya) hasta Mataró que tarda unos 30 minutos. Una vez en la estación tardamos unos veinte minutos andando en llegar hasta el rocódromo. La ubicación del centro es bastante buena, ya que se encuentra a escasos diez minutos de la zona centro de Mataró.

Cuando llegamos nos encontramos con José Ramón Martínez, promotor de Búlder Planet, y August, uno de los responsables de sala, quienes nos atendieron muy amablemente. Actualmente el local cuenta con 600 metros cuadrados en total, divididos en unos 450 m2 de zona de escalada, 50 de gimnasio, 50 de vestuarios y el resto de bar/cafetería. El centro cuenta aproximadamente con unos 120 bloques y 10 vías de resistencia.

Lo primero que hicieron es mostrarnos los diferentes espacios de los que dispone el rocódromo, que podríamos dividir en tres sectores. Al entrar justo a nuestra izquierda nos encontramos con un muro que cuenta con bloques de competición. Si avanzamos un poco nos encontramos justo al lado con un Moonboard, y a nuestra derecha podremos ver ubicado un extenso muro de resistencia que viene de lujo para realizar un buen calentamiento previo. Detrás del muro de resistencia hay también una zona de bloques con desplome. Al lado de esta zona tenemos la sección de recepción-bar, que cuenta con varias mesas, sillas y taburetes donde poder tomar una cerveza tranquilamente mientras observamos a la gente dar algunos pegues. Finalmente, si seguimos recto encontraremos una tercera zona repleta de bloques de diferentes dificultades que cuenta también con un muro de escalada infantil. A la izquierda de este sector encontramos un campus board bastante completo.

Panorámica de la entrada al rocódromo.

A la derecha de este tercer sector nos encontramos con un pasillo que nos lleva a la zona de vestuarios con duchas y al gimnasio, que cuenta con todo lo necesario para realizar un buen calentamiento previo e incluso de realizar una completa sesión de gym. Entre otras cosas, dispone de: elásticos, wallballs, pesas, esterillas, fitballs, bosu, anillas, press de banca, trx, ketleballs, powerbag, mancuernas, etc. También cuenta con diferentes pósters con dinámicas orientativas de estiramientos que resultan bastante útiles.

Recorrido completo por Búlder Planet

Aprovechamos para preguntarle a Jose Ramón, promotor de Búlder Planet, por los motivos que le llevaron a poner en marcha este rocódromo. Por lo que nos comenta, se define como “un apasionado de la escalada que ha querido convertir su afición en una profesión”. Nos relata también que al haber vivido durante varios años en el norte de Europa (concretamente en Amsterdam), ha podido comprobar de primera mano cuál es el modelo idóneo de centro de escalada que lleva años asentado en parte de Europa y ahora está empezando a extenderse poco a poco por España. Tal y como afirma el propio Jose Ramón, se trata de “salas de escalada que no son solamente para que los escaladores entrenen (que también), sino también centros de ocio deportivo y de iniciación a la escalada”, convirtiéndose además en una forma de “acercar la escalada a las ciudades”.

No en balde, José Ramón mencionó que en un par de meses iban a ampliar el rocódromo atendiendo a las necesidades de espacio detectadas, y que permitirán casi duplicar el espacio actual, hasta los 1100 metros cuadrados, contando con 800 metros destinados al espacio de escalada y 150 metros cuadrados destinados a una zona exclusiva de escalada infantil.

Probablemente uno de los mayores retos a los que se tienen que enfrentar los rocódromos es al hecho de ser capaces de compatibilizar la presencia de actividades extraescolares o para niños con la presencia de socios que deseen estar más tranquilos probando bloques, y la distinción de espacios es una muy buena solución al problema. Por cierto, un poco más abajo hablaremos de las extraescolares de Búlder Planet, que pudimos presenciar por la tarde y nos encantaron. Pero antes de eso hicimos lo que más deseábamos, que era calzarnos los pies de gato y probar algunos de los muchos bloques de los que dispone el rocódromo.

Empezamos yendo del nivel más bajo de dificultad al más alto que fuimos capaces de realizar. Búlder Planet divide las dificultades en 5 niveles compuestos de 2 subniveles cada uno, distinguibles entre ellos por el color de las presas. Así, por ejemplo, todas las presas que encontremos de color rosa pertenecen al nivel 7 (difícil). Aunque el routesetting es más comparable a un arte que a una ciencia exacta, cabe destacar que la diferencia entre niveles estaba bastante bien compensada, con una progresión entre dificultades bien ejecutada. Esto resulta importante en los primeros niveles, que permiten motivar a los que dan sus primeros pasos escalando.

En este primer vistazo pudimos observar algunos aspectos que siempre merecen ser destacados, a saber: el buen estado de las presas, que se encontraban muy limpias; que en cada uno de los sectores pudieras encontrar fácilmente cepillos para poder limpiar las presas, contribuyendo precisamente al mantenimiento de la limpieza mencionada; y finalmente la existencia de percheros para colgar las magnesieras, que contribuye a que no haya magnesio desperdigado por todo el local.

Probando el muro de resistencia

Una vez probadas la mayor parte de las dificultades nos dispusimos a dar algunos pegues en un bloque dinámico de dificultad rosa (difícil) ubicada en el tercer sector, que no pudimos completar entero pero con el que pasamos un buen rato.

Pegue fallido en bloque de dificultad rosa (difícil)
August, el responsable de sala, nos chivó que el truco estaba en el pie derecho. Y funcionó.

Antes de marcharnos a comer probamos algún otro bloque de nivel difícil ubicado en el sector derecho en la zona de desplome, pero solo pudimos completar un par de pasos.

Probando la zona de campus board.
Probando la zona de campus board.

Repuestas las pilas, por la tarde nos dispusimos a probar algunos de los bloques del sector de competición. Pudimos hacer algunos de los bloques de nivel intermedio, y pusimos toda nuestra voluntad en superar algún bloque verde (el nivel más difícil) sin mucho éxito.

Bloque perteneciente al muro de competición

Sobre las cinco de la tarde una veintena de niños acudieron al rocódromo para realizar una sesión supervisada por cuatro monitores. Divididos en grupos de cinco o seis niños por monitor comprendidos en edades de los 5 a los 10 años, en la hora que duró la sesión pudimos ver un compendio de actividades muy dinámicas y divertidas destinadas a consumir la infinita cantidad de energía que posee la muchachada. Dos de las microactividades que más nos gustaron fueron la búsqueda del pañuelo, consistente en que dos miembros del grupo escondieran un par de pañuelos en la zona de resistencia para que el resto los encontraran; la segunda actividad consistía en pasarse entre ellos un balón subidos a uno de los muros sin que ni el balón ni los niños cayeran al suelo. De lo que podemos dar buena cuenta es de lo que disfrutaron los niños en el rato que pasaron en el centro. Restablecida la calma alternamos algunos pegues más a la vez que observábamos a un grupo de entrenamiento de adultos en el que se dedicaron a practicar lances de diferentes dificultades, unos con más fortuna que otros pero todos ellos con voluntad de alcanzar las presas objetivo.

Este bloque se nos atragantó de tal manera que no avanzamos más de lo que se ve en la imagen.

Viendo que nuestras manos ya no daban más de sí, decidimos marcharnos a las duchas para poner punto final a nuestra visita, satisfechos de haber aprovechado el día.

Los 5 puntos más destacables

  • Las actividades dirigidas parecen estar bastante bien trabajadas.
  • La limpieza del local y de las presas es la idónea.
  • El local es amplio y los espacios están bien distribuidos.
  • Hay gran cantidad de problemas de todas las dificultades.
  • La ubicación del local, a 10 minutos andando del centro de Mataró.

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