Coincidiendo con la celebración del cuarto aniversario de su apertura, no dejamos escapar la oportunidad de realizar una visita al flamante Sharma Climbing Barcelona. Ubicado a pocos minutos de la parada de metro Besós-Maresme (L4, Línea amarilla), este rocódromo de 1400m2 es probablemente una de las grandes referencias si hablamos del nuevo enfoque de centro de ocio deportivo enfocado a la escalada. Así, a pesar de que cuenta con una zona de cuerda bastante amplia, el espacio dedicado a la zona de búlder ocupa un lugar plenamente destacado tanto si nos fijamos en el diseño del rocódromo como en la proporción de espacio dedicada a esta modalidad.
Acudimos un domingo (dos días después de la celebración de su aniversario) y lo primero que pudimos comprobar es que a pesar de la amplitud del espacio la afluencia de gente hacía que pareciera más pequeño de lo que en realidad es. Sin duda es un síntoma de que en poco tiempo la marca Sharma ha conseguido calar en Barcelona, una de las ciudades con mayor cultura de escalada y más presencia de rocódromos.
Otra de las impresiones positivas que uno se lleva al entrar es que el complejo de escalada es observable casi al completo de un solo vistazo. Casi como si se tratara de un panóptico, si uno se ubicara en el centro mismo del rocódromo, sería capaz de observar cada uno de los espacios de los que dispone, exceptuando la zona de gimnasio por ubicarse en la primera planta. Además, al estar toda la zona de búlder conectada, la sensación que da es la de encontrarnos ante una suerte de islote artificial donde poder disfrutar de casi 200 bloques de diferentes dificultades.
Sharma Climbing BCN clasifica los niveles en 7 categorías, diferenciadas por colores. Para distinguirlas, cada bloque tiene colocada en la primera presa una tarjeta con el color/dificultad y el nombre del routesetter encargado de crear el problema. Se trata de un buen modo de reconocer el trabajo “de autor” ejecutado en el diseño del problema (y también de canalizar nuestra ira sobre el creador cuando coloca una presa en un lugar inalcanzable para nosotros).
Los cuatro primeros niveles de dificultad son medianamente accesibles para un escalador que practique este deporte con cierta frecuencia, y también en el quinto nivel de dificultad podemos encontrar algunos bloques solventables a base de dar unos cuantos pegues. Los dos últimos niveles están hechos para unos pocos, pero por intentarlo que no quede. Dado que para la ocasión contamos con un invitado amigo, Guillermo, que ha escalado en muy pocas ocasiones, pudimos ver que alguien con pocos conocimientos de escalada puede llegar a superar algún que otro bloque de tercer nivel si tiene algo de voluntad. Precisamente para visitantes del perfil de Guillermo Sharma Climbing BCN reúne las condiciones perfectas para motivarlos y de algún modo fidelizarlos, ya que hay muchos bloques disponibles en los primeros niveles.
Si uno está acostumbrado a otros rocódromos lo primero a lo que se tendrá que adaptar en la zona de boulder es a la altura. La altura media que solemos encontrar tiende a ser de unos 4 metros de muro. En el caso de Sharma Climbing BCN, dicha altura asciende hasta los 4,8 metros, por lo que no es de extrañar que sintamos algo de vértigo al alcanzar el top. Para paliar ese mal de altura, veremos que cuando se alcanza cierta altura hay presas colocadas estratégicamente para facilitar nuestro descenso sin necesidad de dar un salto.
Un detalle que nos gustó bastante es que el propio rocódromo dispone sin coste alguno el magnesio para su uso. Para ello, encontramos diferentes bandejas con magnesio y espumas ubicadas alrededor del centro de escalada, algo que ayuda a mantener mucho más limpia la moqueta.
Tras realizar una breve exploración de los niveles de dificultad más bajos, nos dispusimos a probar principalmente bloques de los niveles rojo (5) y lila (6) respectivamente. Pudimos encontrar bloques muy variados, y sin duda con los que más disfrutamos fueron los que precisamente no pudimos superar. En concreto, en la zona de muro ubicada justo enfrente del espacio de bar/cafetería, probamos un bloque de salto dinámico de bastante altura que para mayor dificultad contaba con un inicio que hacía muy complicada la elevación. Pudimos ver, eso sí, cómo por lo menos una persona consiguió superarlo. Probamos también un par de problemas más de dificultad lila ubicados cerca de la zona de cueva en los que apenas pudimos superar algunos pasos.
Tras haber hecho un descanso para comer, por la tarde exploramos principalmente los problemas ubicados entre la zona de cuerda y la cueva-agujero que encontramos a mano izquierda. Justo enfrente de la zona de cuerda, probamos con éxito un problema de dificultad roja (5) compuesto por presas de volúmenes triangulares. Se trataba de un bloque de tipo técnico, de los que nos suele costar pero por ende nos supone una motivación añadida.
Justo en la zona de la cueva-agujero probamos un problema de dificultad roja bastante entretenido que tenía el plus añadido de ser bastante largo. Precisamente la altura extra que posee el rocódromo permite que los problemas cuenten con algunos pasos más, y para los que estamos acostumbrados a bloques más breves nos supone un handicap importante. En este caso, nos quedamos a poco más de la mitad de camino.
Justo a la derecha de ese bloque nos encontramos con otro muy dinámico que probamos de forma insistente tras ver a un chico intentándolo. El primer salto lo realizamos con relativa facilidad, pero nos quedamos encasillados sin saber muy bien cómo seguir. Probamos varias veces a agarrar las siguientes presas redondas contrayendo bien los brazos, pero el desplome y la ausencia de un agarre evidente nos impedía sostenernos en exceso.
Antes de terminar no quisimos dejar escapar la oportunidad de pasar un rato en la zona de gimnasio ubicada en la primera planta. Se trata de un espacio muy amplio, que perfectamente podría constituirse de forma independiente al propio rocódromo. Apenas subimos las escaleras nos encontramos con un campus board con todo lo necesario para trabajar la fuerza de dedos, un moonboard y un muro de resistencia con una ligera inclinación. A la izquierda de las escaleras hay también una sala polivalente preparada para la realización de clases dirigidas.
Justo al lado del campus board, nos encontramos con una zona bastante amplia en la que poder realizar estiramientos y que dispone también de varias máquinas de gimnasio para realizar algo de trabajo cardiovascular, a saber: máquinas de remo, cintas de correr y bicicleta estática. Dispone también de varios tipos de pesas y mancuernas, así como ketleballs, elásticos, escalera sueca o anillas entre otros elementos.
Una vez explorada la zona de gimnasio decidimos dar por finalizada nuestra visita a Sharma Climbing BCN, con el buen sabor de boca de observar que la escalada indoor en la capital catalana goza de muy buena salud.