No os mentiremos si decimos que quedamos bastante impresionados desde que entramos en el rocódromo Flashh Barcelona, un espacio con más de 2.000 metros cuadrados de superficie y 1.000 metros dedicado a zona de bloque. Y una maravilla de zona para niños. Y un diseño rompedor. Y la zona de flux. Y los blocazos, un espectáculo.
Probablemente seremos incapaces de recoger todas las cualidades de este nuevo rocódromo, pero ahí van 10 razones para visitar por lo menos una vez en la vida este rocódromo ubicado en Volpelleres, Barcelona.
Una de las cosas que hemos aprendido a base de visitar rocódromos es que su extensión no tiene por qué ir casada con la originalidad de los bloques. En el caso de Flashh Barcelona os podemos confirmar que los bloques están muy trabajados y son de lo más completos. En general, nos encontramos con bloques muy técnicos, muchos de ellos preparados no tanto para ser solventados mediante la fuerza bruta, sino poniendo mucha cabeza y un plus de flexibilidad.
Ese trabajo de los routesetters trae como consecuencia bloques con movimientos muy estéticos incluso en betas que no son necesariamente difíciles, pero que a la vez garantizan que los nuevos fanáticos del búlder indoor aprendan nuevos movimientos a medida que avanzan en la dificultad de los bloques.
Cabe destacar que las paredes no están especialmente recargadas de bloques, lo cual garantiza que no haya una concentración de personas en una misma zona.
¿Deberíamos valorar el diseño de un rocódromo como algo que vale la pena destacar? Quizá para los nostálgicos de los centros de escalada de antaño esto pueda ser una frivolidad. Sin embargo, creemos que debe ponerse en valor el cuidado que han tenido en Flashh Barcelona para darle un aura propio a este espacio. Cuando te adentres en él, te darás cuenta desde el primer paso que en todo el diseño del rocódromo han procurado incorporar siempre su sello. Te garantizamos que cuando salgas de ahí no te olvidarás de la forma que tiene su logotipo.
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Desde la apertura de Flashh Barcelona hemos podido ver en más de una ocasión algunos de nuestros escaladores más prometedores como Alberto Ginés o Aida Torres acudiendo al rocódromo. Ello se debe en parte al hecho de que Flashh cuenta con un muro de competición pensado para que los más exigentes puedan trabajar con bloques hechos para su nivel. Este muro de competición se encuentra separado del resto de sectores, por lo que los que escalamos como el común de los mortales no nos sentiremos acomplejados cuando veamos escalar a los más pros.
Hemos mencionado antes el cuidado puesto en torno al diseño de todos los espacios. Y quizá el que se lleva la palma es el particular muro-arcoiris, que tal y como podéis ver en la imagen tiene la forma de arcoiris. Para los que siempre han soñado con poder llegar a tocar un arcoiris con sus propias manos, en Flashh tendrán la oportunidad.
¡Ojo! Es un arcoiris de altura…
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Aunque en nuestro caso no pudimos probar la zona de flux, creemos que el hecho de pensar en crear un espacio para escalar de una forma diferente es algo que hay que destacar siempre. Probablemente para los amantes de la escalada en su forma más pura será una rareza, pero si algo nos gusta de este deporte es que se construye y discurre de muchas formas.
En este caso, en lo correspondiente a la zona de flux, nos encontraremos con un espacio que combina una suerte de zona de bloque mezclado con circuito ninja y ejercicios gimnásticos.
Flashh Barcelona cuenta con una zona ampliamente espaciosa para que los niños puedan dar sus primeros pasos en el mundo de la escalada a la vez que se lo pasan bomba en un circuito repleto de elementos ideales para despertar su imaginación.
A pesar de que Flashh Barcelona no se encuentre dentro de la ciudad de Barcelona, su accesibilidad en transporte público es bastante buena. En nuestro caso, acudimos hasta allí con el FGG saliendo desde Plaça Catalunya en la línea S2, que cuenta con salidas bastante frecuentes desde la misma Barcelona. Nos bajamos en la parada de Volpelleres, y desde ahí caminamos durantes apenas 5 minutos para llegar hasta ahí.
La sensación que tendrás cuando visites este rocódromo es en todo momento de amplitud. La distribución, con un amplio hall de entrada en el que podemos tomar algo, unido a una extensa zona de mesas enfrente del muro de competición y de dos graderías en las que sentarse contribuyen a ofrecernos varios espacios de descanso.
Además, en varios de los sectores de la zona de bloque encontraremos banquetas amplias en las que reposar y reflexionar sobre la siguiente beta que queramos atacar.
El vestuario y las duchas son también espaciosas, con taquillas más que suficientes para guardar todas nuestras cosas.
En Flashh te encontrarás con un personal agradable y atento a todo lo necesario. En nuestro caso pudimos coincidir con Roger, gerente de Flashh Barcelona, que nos explicó el arduo trabajo realizado durante los meses previos a la inauguración; y a también a Greff, el creador de la marca Flashh, que decidió emprender la aventura desde Hamburgo (donde se ubica el primer rocódromo del sello Flashh) para montar un nuevo centro de escalada en Barcelona.
La cantidad y calidad de bloques de todos los tipos y dificultades y la distribución de espacios contribuye mucho a que, independientemente del nivel que tengamos encontremos gente con la que compartir bloques y realizar pegues que encaje con nosotros. Y como hemos mencionado en el primer punto: el diseño de los bloques está pensado para ayudarnos a aprender nuevos movimientos a medida que subimos de dificultad.
Nosotros ya estamos muertos de ganas por volver a hacer una nueva visita en el futuro, así que si todavía tenéis dudas, no perdáis el tiempo de acudir a visitar Flashh Barcelona.
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